LA PODA DEL OLIVAR. Aspectos generales de interés
Ya hemos hablado en otras ocasiones de lo importante que es la poda del olivar, en otra ocasión haciendo alusión a la poda del olivo en la producción de AOVES de alta gama, en esta ocasión Carlos Nogales, consultor agronómico de Grupo Oleícola Jaén, nos explica los aspectos generales de interés de la poda del olivar.
Carlos Nogales.– El agrónomo romano Lucius Junius Moderatus dejó para la historia una frase bastante ilustrativa de esta técnica: “Quien ara el olivar, le pide fruto; quien lo abona se lo pide con insistencia; el que lo poda, le obliga a que se lo dé”
Desde hace siglos se sabe que la poda es imprescindible para el mantenimiento del equilibrio entre las funciones vegetativas y reproductivas del árbol. Con ello se pretende conseguir elevadas producciones de cosecha sin que disminuya la vitalidad de los árboles, disminuir el período improductivo en plantaciones jóvenes, alargar el período productivo del árbol y retrasar su envejecimiento.
Así pues, podemos decir que los principios fundamentales de la poda son:
- Mantener el equilibro entre hoja y raíz.
- Conseguir que la relación hoja / madera sea la mayor posible.
- Sustitución de ramas envejecidas por otras jóvenes renovando así la masa foliar del olivo. En las ramas jóvenes se desarrollan numerosos brotes del año anterior, donde se produce el fruto.
- Prevenir la solarización del tronco y ramas principales, evitando así quemaduras y otros daños irreversibles.
- Aclareos y limpiezas de ramón y ramas jóvenes para fomentar la iluminación y aireación de la masa foliar y aumentar así su eficiencia productiva.
- Adaptar la intensidad de la poda a la variedad de olivo, marco de plantación, condiciones climáticas y tipo de suelo.
En cuanto a las modalidades de poda del olivar, podemos diferenciar entre la poda de formación, de producción, de renovación y de regeneración. En todos los casos se recomienda realizarlas antes del movimiento de savia, mejorando así la cicatrización y evitando en gran medida posibles afecciones fitopatológicas.
En este post nos vamos a centrar en la poda del olivar de producción, la cual se realiza durante el período adulto-joven de la vida del árbol, en que los olivos mantienen de forma natural una alta relación hoja/madera de producción tratará de aumentar la cantidad de radiación solar captada por la copa. Así, se podrá mejorar la cantidad y la calidad de la cosecha. Además, por medio de la poda el oleicultor conseguirá los máximos rendimientos económicos, ya que esto se suele lograr con cosechas más moderadas y regulares que con cosechas altísimas que no permiten recoger frutos de gran calidad y que también favorecen la vencería.
Por otra parte, no debemos olvidar que la mecanización del cultivo ha de ser un objetivo prioritario, y la poda debe contribuir a su consecución, de tal manera que lleguemos a tener árboles adaptados a la recolección mecanizada con vibrador.
Una poda de producción adecuada alargará el período productivo del árbol. Son desaconsejables los sistemas de poda que reduzcan excesivamente el volumen de copa de los árboles, que desequilibren la relación hoja/madera o que expongan las ramas a la acción directa de los rayos solares.
Es de gran importancia que los olivos alcancen cuanto antes el volumen de copa óptimo productivo, momento en el que se obtienen las máximas cosechas, y de buena calidad.
Si se supera este volumen de copa óptimo, el déficit hídrico estival se puede agravar, lo que acarreará:
- Mayor alternancia de producción.
- Disminución de la producción media de la plantación.
- Peor calidad y rendimiento graso de las aceitunas.
- En casos extremos, se pueden reducir drásticamente las producciones.
Al realizar la poda de producción, serán preferibles los cortes de aclareo a los de rebaje.
- Deben eliminarse los chupones grandes, pues son poco productivos y deprimen la rama sobre la que han brotado debido a que absorben gran cantidad de savia. Además son perjudiciales por sombrear las ramas inferiores.
- No es conveniente eliminar todos los chupones, sino que se deben dejar los más débiles o las brotaciones poco vigorosas situadas en el interior del árbol para sombrear las maderas que conforman el esqueleto del olivo.
- Las ramas bajas con deficiente iluminación o que dificultan la realización de ciertas operaciones culturales, se deben suprimir o acortar. Este tipo de ramas son las que producen los frutos de peor calidad y además, cuando se mecaniza la recolección, en ellas se transmite mal la vibración.
- Con la poda del olivar se debe conseguir un máximo aprovechamiento de la luz, y esto se logra con grandes superficies de fructificación.
Por tanto, para un determinado volumen de copa, la forma esférica sería la que proporcionaría una menor superficie externa, siendo ésta mucho mayor si la copa es lobulada. En consecuencia, son más interesantes los olivos con copas con muchos entrantes y salientes, pues en ellos la superficie externa de fructificación es mayor.
Se debe conseguir un equilibrio entre las ramas que componen el esqueleto del árbol, de forma que no exista dominancia de unas sobre otras, y cuidando que el interior de la copa esté correctamente iluminado.
No deben realizarse aclareos excesivamente intensos de ramas finas, pues lo único que consiguen es disminuir la relación hoja/madera. Esto ocasiona la caída de la producción y la aparición de desequilibrios en el árbol cuyos síntomas fundamentales son la formación de ramos de madera y chupones vigorosos con el envejecimiento prematuro de la rama sobre la que surgen.
Cuando una rama del olivo tiene síntomas de envejecimiento, debemos pensar en sustituirla. Para ello, aprovecharemos los posibles chupones que estén bien situados y sean válidos para sustituir dicha rama. En tal caso, tendremos que proporcionar espacio y luz a estos brotes de sustitución para que se desarrollen adecuadamente.
Cuando estos brotes estén suficientemente desarrollados, será el momento de eliminar la vieja rama. De este modo, conseguiremos aprovechar al máximo la capacidad productiva de dicha rama y, además, nos habremos asegurado su sustitución por otra nueva.
Pero no siempre se producen esta brotación de chupones. Entonces, tendremos que realizar un corte de arroje, consistente en eliminar una rama principal unos centímetros por encima del punto de inserción con el tronco. Esto suele originar brotaciones que podremos utilizar para sustituir la rama agotada.
Si es previsible que haya problemas para conseguir la brotación que nos permita sustituir la rama envejecida, aún nos queda otro recurso: realizar una incisión de 2 ó 3 cm de profundidad en el tronco.
Esta incisión, coloquialmente llamada “sangrado”, que interrumpe el paso de la savia, se realizará por encima de la zona de posible brotación (yemeros). Pero para que esta práctica tenga éxito, es necesario descargar de madera las partes altas para que la zona de emisión de brotes esté adecuadamente iluminada.
En este sistema, no se renueva la copa del olivo de una sola vez, sino que se hace de forma gradual. En árboles con varios troncos, se renueva uno de ellos y posteriormente se sigue el proceso en los demás. En olivos de un pie, la renovación se efectúa sobre las segundas cruces o bifurcaciones de las ramas principales, no directamente sobre el tronco.
Por supuesto, tras haber rejuvenecido el árbol, habría que comenzar de nuevo a realizar poda de renovación cuando el árbol mostrase otra vez síntomas de envejecimiento, y este proceso se repetiría cuantas veces fuese necesario.
Este tipo de poda del olivar es comúnmente conocida como poda al “estilo de Jaén”, donde la podemos observar en la mayoría de nuestros olivares tradicionales. A su vez, por las condiciones fisiológicas del árbol, resulta eficaz en la variedad Picual, dada su gran vigorosidad vegetativa.
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Carlos Nogales. Ingeniero Superior (ETSIAM)
Consultor Agronómico Grupo Oleícola Jaén
+34 683 577 030 / +34 953 794 322
Fuente de información: “Agronomía y poda del olivar”, Consejería de Agricultura y Pesca, Junta de Andalucía.